MI VISIÓN DEL TAROT

Al poner la palabra ‘Tarot’ en el buscador aparecen cientos de páginas dedicadas a este tema, donde se lo mezcla con magia para atraer amor, trabajo, dinero, etc. Seguidamente aparecen números telefónicos para hacer las lecturas y ritos mágicos a distancia mediante pago electrónico con alguna de las tarjetas plásticas que abundan en el mercado financiero. Suelen aparecer también dibujos esotéricos egipcios o de raíz cristiana que evocan espiritualidad ancestral.  Me imagino que muchas personas ilustradas al visitar estas páginas quedan con la sensación de un espectáculo mágico brindado por brujas o brujos iniciados en misterios por otros brujos de mayor poder y visión, o bien por un charlatán más avezado en el arte del engaño y la ilusión. Y definitivamente hay mucho de eso, seguramente mezclado con algunas personas serias que han dedicado estudio y dedicación al desciframiento de los símbolos  dibujados en esas enigmáticas cartas de extraño nombre: “Tarot”, y que han llegado a la conclusión que no tiene mucho que ver con lo que se ofrece mayoritariamente por Internet o en la publicidad de los diarios.
¿Cuál es mi visión del Tarot?
El nombre mismo me hace relacionarlo con la Tora, ‘La Ley’, libro iniciático del Judaísmo; con Orat, ’el habla’ (oratoria); Rota, ‘Rueda’, palabra que se refiere a los ciclos de la vida y que en el Budismo hace referencia al ciclo de reencarnaciones antes de alcanzar el Nirvana; o Tar, ‘Camino’ más Ro, ‘Real’, en lenguaje egipcio. El sólo nombre tiene evocaciones culturales distintas en cuanto a tiempos y espacios, pero tienen en común la referencia a doctrinas espiritualistas que se asemejan, junto con el Gnosticismo de origen neoplatónico y cristiano, a la idea que el Hombre, el Universo y Dios tienen una substancia común cuyo conocimiento permite intervenir sabiamente en nuestro desarrollo personal y así positivamente en el devenir de las cosas. Esa referencia es lo que Heráclito de Éfeso llamó el ‘Logos’, la Razón o Ley Universal que atraviesa todas las cosas y hace de Todo Uno. De acuerdo con esto “Sabio es quien escucha no a mí, sino al Logos” (Heráclito), y este Logos heracliteano se manifiesta en un constante devenir dialéctico, un camino entre polos opuestos que en su interdependencia hacen de este flujo un todo unitario y armónico. “Pero la mayoría de los hombres caminan dormidos…” sigue diciendo Heráclito, pues la mayoría vive desconectada de su Logos que es lo que lo une y armoniza con el Todo. Por lo tanto el desarrollo espiritual o psicológico corresponde a un camino de conocimiento de uno mismo que nos lleve hasta este centro común del Universo. Este centro nos conecta con el Todo y expande nuestra conciencia hasta un estado en el que perdemos nuestro ego -nuestro yo neurótico separado de todo lo demás y angustiado por eso-, y nos fundimos en la absoluta belleza y abundancia de la Naturaleza y el Cosmos. Esta es la unidad entre el Atman y Brahma, de acuerdo a la tradición India; la unidad del Tao, en la tradición de Lao Tse, el ‘lapis philosophorum’ de los alquimistas…La Iluminación o Individuación de Jung.
El Tarot es un instrumento, entre otros, en el camino de auto observación y autoconocimiento a través de las hojas de un libro abierto impregnado de los símbolos alquímicos, gnósticos, paganos y cristianos. Un libro escrito con código simbólico: dibujos, colores, signos, barbas, coronas, bastones, etc, etc. El Tarot tiene como función primordial ser un espejo del alma, de sus temores y tribulaciones, de sus sueños y expectativas, de las experiencias posibles, de los obstáculos, debilidades y fortalezas de cada uno, de las etapas del camino que nos debe orientar hasta la meta de nuestras existencia: la Autorrealización, la desfragmentación de nuestra personalidad neurótica y estresada hasta la Paz y la Unidad. Desde esta perspectiva mi  acercamiento al Tarot es filosófico y psicológico, no se trata de descifrar que nos depara el destino, sino de ver nuestra alma actual, nuestro estado psicológico y espiritual, nuestro paradigma orientador, que es finalmente el que nos dice que es lo que viene y nos orienta cómo influir en eso, cómo crecer, cómo transformar los metales innobles en Oro.
(continuará)